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¿Innovación en la educación?

“Las empresas no son innovadoras simplemente por hacer algo nuevo. Si este algo no cumple con los requerimientos del cliente, dándole alegrías o solucionando sus dolores, esto solamente quedará en lo anecdótico.”

Luis Salazar Alvarado

La crisis de COVID-19 ha ocasionado un freno forzoso del modelo educativo que impera en nuestro país. La situación, si bien atípica, no debió tomarnos desprevenidos. Ha puesto en evidencia la escasa innovación que este sector tiene en el país. Esto unido a una preparación para la educar pobre es una tormenta perfecta.

Primero me enfocaré en las condiciones del recurso humano; preocupa mucho el escaso conocimiento de los educadores en soluciones digitales. Hoy en día no sólo cualquiera que enseña debe saber de metodología pedagógica sino que los profesores de hoy los profesores deben saber de tecnología si realmente se busca ofrecer una educación de calidad de acuerdo a los estándares mínimos que requiere el mercado. Tengamos en cuenta que en otros países esto es el día a día. La capacitación a los educadores en tecnología no ha sido una prioridad (ni lo es hoy) en el las instituciones; esto limita grandemente el potencial de uso de las herramientas tecnológicas. Por otro lado muchas no han invertido en infraestructura. Se debe tener en cuenta que la normativa local es en muchos casos rígida y anacrónica y que en muchos casos genera en vez de generar una educación de alto estándar genera lo opuesto de lo que pretende. Un ejemplo claro es el Art. 47° de la Ley N° 30220 en el que se indica que los estudios de Maestría y Doctorado no podrán ser dictados exclusivamente bajo la modalidad a distancia. Estas condiciones castigan lo ágil y líquido, las condiciones son totalmente adversas para la innovación.

Es comprensible que estas condiciones de estrés lleven a las instituciones educativas a buscar soluciones a sus problemas. Sin embargo, en muchos casos no existe una comunicación con el estudiante, no hay preocupación por empatizar con él: conocer sus ganancias, trabajos y dolores. El grueso de las respuestas son reactivas a apagar el incendio (necesidad) sin pensar en prueba-error y en experimentos constantes que involucren el oír al cliente (oportunidad). Instituciones y Estado se encuentran enamorados de su solución y no se encuentran enfocados en solucionar problema del consumidor. Los conceptos de centrarse en el cliente son totalmente ajenos. En vez de buscar eso corren ante la supuesta panacea de la virtualización. Se deben crear nuevos modelos enfocados en solucionar problemas reales e interiorizar que la innovación debe ser una constante en todas las instituciones del siglo XXI.

Hoy vemos una carrera en muchas instituciones educativas. Estas buscan adaptar su material al mundo virtual como si poner unas dispositivas en Zoom solucionara el problema. Los alumnos no necesitan la misma educación de hace 20 años, las necesidades son distintas. Hay un amplio camino para innovar en modelo de negocio y aportar valor. Integrar tecnologías (muchas a disposición hace años, otras como IR, o IA) es solo una parte de este camino y su uso no convierte a la institución en “innovadora” o “disruptiva”. Hoy más que nunca las instituciones deben ser ágiles y adecuarse al nuevo entorno volátil, incierto, complejo y ambiguo. Las herramientas digitales son sólo esto, herramientas que permitirán a las empresas hacer mejor su trabajo pero.

Realmente estas instituciones no entienden qué es transformación digital; creen que por utilizar herramientas virtuales son instituciones digitales. Como sabemos, lo digital no puede considerarse innovador, es parte del día a día. Las empresas no son innovadoras simplemente por hacer algo nuevo. Si este algo no cumple con los requerimientos del cliente, dándole alegrías o solucionando sus dolores, esto solamente quedará en lo anecdótico.

Existen startups y modelos educativos exitosos a nivel mundial (Coursera, Open English, Blackboard, etc.) que podrían aportar mucho a elevar la bajísima calidad educativa del país. También existen diversas startups peruanas en como Tannder, Crehana o Wawa Laptop que con modelos probados y apoyados por Innóvate Perú no han sido tomadas con la debida atención por el MINEDU. En Investa VB, por ejemplo apoyamos a EmprendeJoven, startup chilena que genera experiencias de aprendizaje.

Sobre el autor:
Luis Salazar es Entrepreneurship Senior Consultant de Wempo y un experto en innovación y emprendimiento. Además es socio fundador de Investa VB , un gestor de ecosistemas de innovación corporativa. Nuestra misión es transformar compañías de manera racional y – en compás con sólidas estrategias – generar espacios para que la innovación aterrice de manera asertiva, entendible y eficiente.

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