Falleció Mario Vargas Llosa y el mundo se paraliza: Su historia, su lucha, y por qué su obra seguirá viva para siempre
Hoy el mundo llora. Y no solo el mundo de los libros, sino el de las personas que alguna vez se perdieron en una historia, que encontraron en una novela una parte de sí mismas. Mario Vargas Llosa, uno de los escritores más grandes de todos los tiempos, ha fallecido a los 89 años. Y aunque sabíamos que algún día este momento iba a llegar, la noticia duele. Mucho.
Más que un escritor, un guía para los que aman leer
Desde hace décadas, su nombre estaba en todas partes: en estantes de bibliotecas, en ferias del libro, en debates sobre política, en las conversaciones de quienes amamos las letras. Pero más allá de los premios o los aplausos, Vargas Llosa fue un autor que nos habló directamente al corazón.
Sus novelas no eran fáciles, no siempre eran felices, pero sí eran reales. Nos mostraban las sombras del poder, los conflictos humanos, los miedos, las contradicciones. Y todo eso, con un lenguaje hermoso, profundo, pero sin alejarse de la gente común.
Yo recuerdo la primera vez que leí La ciudad y los perros. Tenía pocas páginas leídas y ya sentía que me había metido en un mundo que no era mío, pero que podía entender. Así era él. Te metía en historias duras, pero te hacía quedarte.
Un Nobel merecido, pero su mayor premio fue llegar a tantas almas
En 2010, cuando ganó el Premio Nobel de Literatura, muchos sentimos orgullo. Era un reconocimiento más que merecido. La Academia dijo que él “dibujó el mapa del poder y de las resistencias humanas”. Y sí, lo hizo. Pero para muchos de nosotros, lo que hizo fue acompañarnos con sus libros. Fue como tener un maestro que te enseña sin gritar, que te muestra el mundo sin imponértelo.
También fue valiente. Se metió en la política, opinó, se equivocó a veces, acertó otras. Pero nunca se quedó callado, y eso, en un mundo lleno de silencio cómodo, vale muchísimo.
Su partida deja un hueco, pero también muchas palabras que se quedan
Desde que se supo la noticia de su muerte, las redes se llenaron de mensajes. Gente diciendo “gracias”, “descansa, maestro”, “tus libros me formaron”. Eso no lo logran todos los escritores. Solo los que, como él, tocaron algo muy hondo en nosotros.
¿Sabes qué es lo más bonito de todo esto? Que Vargas Llosa no se fue del todo. Porque sus libros siguen ahí. Y cada vez que alguien abra uno, aunque sea por primera vez, aunque no haya oído su nombre antes, él volverá a vivir un poquito más.
Gracias, Mario, por tanto
Hoy no queremos hablar solo de la tristeza. También queremos decir “gracias”. Gracias por no rendirte nunca, por escribir incluso cuando el mundo estaba revuelto, por enseñarnos que la literatura no es solo entretenimiento: es una forma de ver la vida.
Mario Vargas Llosa nos enseñó a pensar, a dudar, a mirar con otros ojos. Y aunque ya no esté, lo que nos dejó sigue creciendo. Porque las buenas historias no mueren. Se quedan. Se pasan de mano en mano, de generación en generación..