Apagón total en España: 14 horas sin luz bastaron para destruir mi estabilidad financiera y casi mi salud mental
La gente suele pensar que un apagón solo significa quedarse sin luz por unas horas. Pero cuando vives de internet, de la tecnología o simplemente de estar conectado, 14 horas sin electricidad pueden cambiarlo todo. Yo lo viví. Estaba en España cuando ocurrió un apagón masivo, y nunca imaginé que algo tan “temporal” pudiera afectar tanto mi vida, mis nervios… y sobre todo, mis ingresos.
Todo comenzó con un simple corte de luz… y luego vino el caos
Eran las 7:00 de la mañana cuando de pronto todo se apagó. La luz, el Wi-Fi, la nevera, el ordenador… todo dejó de funcionar. Al principio pensé: “Seguro vuelve en 10 minutos”. Pero no fue así. Pasaron 14 horas completas sin electricidad.
Y no solo yo. Toda la zona estaba igual. Negocios cerrados, supermercados sin funcionar, gente sin poder trabajar ni hacer llamadas. Fue como regresar a otra época, una donde no podías hacer nada sin electricidad.
Perdí ingresos con cada minuto que pasaba
Trabajo desde casa, en línea. Todo lo que gano depende de tener acceso a internet, a mi computadora, a llamadas con clientes, a entregas de contenido. Ese día tenía proyectos urgentes y videollamadas importantes. Pero no pude entregar nada.
Cada hora que pasaba sin energía, sentía que mi trabajo se deshacía, como si alguien estuviera borrando mis ingresos. En menos de un día, perdí más dinero del que había perdido durante días enteros de la pandemia. Y no era por culpa mía, era simplemente porque no había electricidad.
Sentí miedo, frustración e impotencia
No tener luz va más allá de estar a oscuras. Es no poder cargar el móvil. Es no saber si tus alimentos se están echando a perder. Es sentirte aislado del mundo.
Llamé a mi familia con lo último de batería que me quedaba, solo para avisar que estaba bien. Pero después de eso, me quedé completamente incomunicado. Sin poder trabajar, sin poder leer noticias, sin saber cuándo volvería todo a la normalidad. Sentí miedo. No por mi seguridad física, sino por mi estabilidad financiera y emocional.
Una lección que nunca olvidaré
Cuando por fin regresó la electricidad, sentí alivio… pero también preocupación. Me di cuenta de lo frágil que es nuestra vida digital, lo dependientes que somos de algo tan básico como la energía. Nunca me imaginé que un corte de luz pudiera afectarme más rápido y más fuerte que una crisis sanitaria mundial.
Aprendí que necesito prepararme mejor, diversificar mis ingresos y tener siempre un plan B. Porque un apagón puede pasar en cualquier momento, y si no estás listo… puede arrastrar tu mundo entero.
Reflexión final
Puede que 14 horas sin electricidad no suenen tan graves desde fuera. Pero para mí, fueron un punto de quiebre. Me enseñaron que la estabilidad no está garantizada, que la tecnología no lo es todo, y que a veces, la oscuridad no solo apaga bombillas, también apaga oportunidades.
Si tú también dependes de la tecnología para vivir, te invito a prepararte. Porque cuando se va la luz… es cuando te das cuenta de cuánto dependes de ella.